Por: Ramón Esparza Díaz
Diciembre suele asociarse con celebraciones, reuniones familiares y mensajes de esperanza. Sin embargo, para un sector importante de la población, las fiestas decembrinas representan un periodo de especial vulnerabilidad emocional. En los últimos años ha crecido el debate público sobre si realmente existe un aumento en los casos de depresión y suicidio durante esta temporada o si se trata únicamente de un mito reforzado por la narrativa social.
La respuesta, de acuerdo con especialistas en salud mental, es más compleja de lo que parece.
La cara menos visible de las fiestas
Psicólogos y psiquiatras coinciden en que las fechas decembrinas no generan por sí mismas la depresión, pero sí pueden intensificar síntomas preexistentes. La presión social por “estar bien”, convivir en familia o cerrar el año con logros personales suele contrastar con realidades marcadas por pérdidas, duelos, conflictos familiares, precariedad económica o soledad.
“Diciembre funciona como un amplificador emocional”, explican especialistas en psicoterapia clínica. “Si una persona llega a estas fechas con tristeza acumulada, ansiedad o desesperanza, el contraste con el discurso festivo puede profundizar su malestar”.
¿Aumentan realmente los suicidios en diciembre?
Diversos estudios internacionales señalan que los picos más altos de suicidio no siempre ocurren en diciembre, sino en otros meses del año. No obstante, lo que sí se registra durante la temporada decembrina es un incremento en síntomas depresivos, crisis emocionales, consumo de alcohol y conductas de riesgo, factores que elevan la probabilidad de intentos suicidas, especialmente en personas con antecedentes de depresión.
En México, instituciones de salud han advertido que durante las fiestas aumenta la demanda de atención psicológica de urgencia, así como las llamadas a líneas de apoyo emocional. Esto sugiere que, aunque el suicidio consumado no necesariamente se dispare en diciembre, el sufrimiento psíquico sí se vuelve más visible y más intenso.
Factores de riesgo en fin de año
Entre los principales factores que influyen en el deterioro de la salud mental durante esta época se encuentran:
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Soledad y aislamiento social, especialmente en adultos mayores, migrantes y jóvenes.
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Duelo reciente o no resuelto, que se reactiva ante fechas significativas.
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Presión económica, derivada de gastos, deudas y cierre de ciclos laborales.
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Expectativas irreales, promovidas por redes sociales y discursos idealizados.
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Consumo excesivo de alcohol, que actúa como desinhibidor emocional.
Estos elementos, combinados, pueden generar un escenario de alto riesgo si no se detectan y atienden a tiempo.
Romper el silencio, una tarea urgente
Especialistas subrayan que uno de los principales problemas es la minimización del malestar emocional en estas fechas. Frases como “deberías estar agradecido” o “es época de estar feliz” pueden inhibir la búsqueda de ayuda y aumentar la sensación de culpa en quienes no logran sentirse bien.
Hablar abiertamente sobre la depresión, normalizar la tristeza y promover redes de apoyo resulta clave para la prevención. La detección temprana, la escucha activa y la canalización oportuna a servicios de salud mental pueden marcar la diferencia.
¿Mito o realidad?
El aumento de suicidios en diciembre, como fenómeno aislado, puede considerarse parcialmente un mito. Sin embargo, el incremento del malestar emocional, la depresión y las crisis psicológicas en estas fechas es una realidad documentada y atendida por profesionales de la salud.
Más que preguntarnos si diciembre “provoca” depresión, la pregunta central debería ser cómo como sociedad podemos acompañar, contener y ofrecer alternativas reales de apoyo a quienes atraviesan estas fechas con dolor.
Porque mientras algunos celebran, otros simplemente intentan sobrevivir al cierre del año. Y eso también merece ser visto, escuchado y atendido.









