La nueva generación que crece bajo la crianza digital, consciente y contradictoria
Por: Ramón Esparza Díaz, Psicoterapeuta Clínico
En medio del vértigo tecnológico, las crisis económicas recurrentes y un creciente interés por la salud mental, surge una generación de niños y adolescentes que están siendo criados por adultos nacidos entre 1981 y 1996: los milénials. Esta generación, que creció con la transición del mundo analógico al digital, ahora se enfrenta al reto de educar en un entorno que no siempre ofrece certezas.
Una crianza marcada por la reflexión
A diferencia de sus padres —muchos pertenecientes a la generación X o a los baby boomers— los milénials tienden a cuestionar los modelos de crianza tradicionales. Desde el castigo físico hasta la sobreprotección, estos jóvenes padres buscan un equilibrio entre la disciplina y el respeto a la individualidad del niño. Prefieren el diálogo antes que la imposición, la terapia antes que el juicio, y la información antes que el autoritarismo.
“Yo no quiero repetir los errores de mis padres”, comenta Laura, madre milénial de dos niños en Guadalajara. “Antes los niños obedecían por miedo, ahora buscamos que obedezcan por comprensión”.
Tecnología en la cuna
Uno de los grandes desafíos que enfrentan los milénials como padres es la gestión de la tecnología. Si bien fueron los primeros en adoptar redes sociales y dispositivos inteligentes, ahora muchos luchan por establecer límites para sus propios hijos.
Estudios recientes del Pew Research Center revelan que el 74% de los padres milénials están preocupados por el impacto de las pantallas en el desarrollo infantil, aunque el 63% admite que sus hijos utilizan dispositivos móviles diariamente.
Ansiedad generacional
Criar en la era de la incertidumbre ha aumentado los niveles de ansiedad parental. Las presiones económicas, la inflación, la inestabilidad laboral y las redes sociales que comparan estilos de crianza constantemente, generan un caldo de cultivo para la sobreexigencia.
“Ser un buen padre hoy también implica estar informado, ser empático, ecológico, no gritar, no pegar, alimentarlos bien, educarlos en género, y además sobrevivir emocionalmente tú mismo. Es agotador”, señala Karina, terapeuta infantil.
¿Hijos más libres o más confundidos?
Los hijos de los milénials crecen en un entorno con mayor apertura emocional y libertad de expresión. Pueden hablar sobre sus sentimientos, identidad de género o ansiedad sin miedo a ser juzgados. Sin embargo, la falta de estructura clara en algunos hogares también puede generar confusión y desorientación.
“La crianza respetuosa no significa ausencia de límites”, advierte el psicólogo educativo Héctor Díaz. “Algunos padres milénials confunden el respeto con permisividad, y eso puede derivar en inseguridad emocional para los niños”.
El futuro bajo nuevas reglas
Esta generación de padres ha traído un cambio cultural importante: priorizan el bienestar emocional de sus hijos, escuchan más, castigan menos y buscan ser coherentes. Aun con contradicciones, están construyendo un nuevo paradigma de familia, menos vertical, más horizontal y, sobre todo, más humana.
A fin de cuentas, los hijos de padres milénials serán el reflejo de una época que ha tenido que reinventar la crianza sobre la marcha, con WiFi, terapias, redes sociales y, muchas veces, con más preguntas que respuestas.
Crecerán con más herramientas para expresarse, aunque también con nuevos desafíos. La crianza ha cambiado radicalmente: ahora no basta con amar, hay que aprender a criar. Y en ese camino, los milénials están forjando un nuevo modelo de familia, más empático, más consciente… y profundamente humano.










